Atalanta era una joven griega que tenía una gran capacidad atlética para los deportes. Su padre ofreció dar la mano de Atalanta, pero ella, que no quería casarse, proclamó que cualquier hombre que aspirase a desposarla debía competir en una carrera. Aquel que ganara, conseguiría su mano, pero si no, debería morir. Así, durante un tiempo, Atalanta fue ganando todas las carreras, incluso dando ventajas al pretendiente, y en consecuencia, muchos murieron.
Un día apareció Hipómenes, que había pedido ayuda a Afrodita, y ésta le dio tres manzanas de oro recogidas del jardín de las Hespérides. El plan era que cuando Atalante fuese a alcanzarlo, Hipómenes dejase caer una manzana.
El día de la carrera, como de costumbre, Atalanta dejó que saliese primero el pretendiente, y un tiempo después salió ella. Siguiendo el consejo de la diosa, Hipómenes arrojó una a una las tres manzanas durante la competición, provocando que Atalanta se detuviera en mitad de la carrera a recogerlas y llegara después que él a la meta. Como premio, recibió como esposa a Atalanta.
Pero Hipómenes olvidó agradecerle el favor a Afrodita, y ésta que era especialmente vengativa, encendió la pasión de los amantes cuando pasaban junto a un templo de Cibeles, excitándolos de tal forma que no pudieron controlarse y tuvieron que satisfacer sus deseos allí mismo, delante de la diosa.
El castigo por profanar el suelo sagrado no se hizo esperar, y Zeus los convirtió en leones condenándolos a tirar eternamente del carro de la gran diosa Cibeles.
Podemos encontrar “La fuente de Cibeles” en la ciudad española de Madrid, en la plaza del mismo nombre. La instalarion en 1782. Los encargados de su realización fueron Francisco Gutiérrez (figura de la diosa y el carro), Roberto Michel (los leones) y el adornista Miguel Ximénez, de acuerdo con el diseño de Ventura Rodríguez. La diosa y los leones fueron esculpidos en mármol cárdeno y el resto en piedra.