Cuenta la historia que el árbol de Navidad tiene su nacimiento en Alemania. Todo sucedió un día de Navidad de la primera mitad del siglo VIII, San Bonifacio (690-754), un misionero británico, se encontraba predicando un sermón para convencer a los druidas alemanes de que el roble no era sagrado. En ese momento, un roble cayó destrozando todos los arbustos y árboles más pequeños que encontró a su paso (otras versiones de esta historia cuenta que San Bonifacio tomó un hacha y cortó el roble) . Del desastre consiguió salvarse un pequeño abeto. San Bonifacio lo consideró un milagro, como la representación del amor de Dios, y lo llamó "El árbol del niño Jesús".
El acto de decorar el árbol de navidad con manzanas simboliza el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representan la luz de Jesucristo como luz del mundo. Con el correr de los años las velas y las manzanas, fueron reemplazadas por adornos de otro índole.
Así, en las sucesivas Navidades los cristianos celebraban la Festividad plantando abetos, y posteriormente, esta costumbre evolucionó hasta dar lugar a la actual decoración.