La leyenda se enmarca en la época en la que los cantones suizos luchaban por su independencia del Imperio alemán.
Narra esta leyenda que Guillermo Tell, nacido en el cantón suizo de Uri, paseaba un día por la plaza central de Altdorf (capital de Uri) donde se hallaba el sombrero de la casa dominante (la familia de los Habsburgo), ante el cual todos los suizos debían inclinarse con reverencia. Soberbio, Tell no lo hizo y el gobernador Hermann Gessler, un tirano despótico, le impuso un escarmiento por su desobediencia, disparar con una flecha de su ballesta a una manzana puesta sobre la cabeza de su hijo. Guillermo Tell cargó con dos flechas su aljaba. Disparó la primera y atravesó en su centro la manzana. Cuando le preguntaron respecto de la segunda flecha, Tell dijo que estaba dirigida al opresor que lo obligó a disparar, en caso de que sin querer matara a su hijo. Por esto fue encarcelado nuevamente y enviado al castillo de Kussnacht para su reclusión, pero el navío naufragó y Tell escapo de sus captores matando a Gessler de un flechazo.
Finalmente, en el año 1389, la Confederación Helvética proclamó su independencia de los Habsburgo.
Desde entonces la historia ha corrido de boca en boca, y siglos más tarde fue tomada para ser popularizada como alegoría característica de la lucha por la libertad.
En la actualidad, en Altdorf (Suiza) existe una estatua de bronce y una placa, en memoria de la hazaña de Guillermo Tell y de la libertad suiza. También se puede oír allí la historia del final de los días de Guillermo Tell, que dicen pereció en las aguas del Valle de Schäden, ahogado, al intentar salvar a un niño que se había caído.
" El enigma de Guillermo Tell " (1933), pintura de Salvador Dalí.
me gusto lo de la segunda flecha
ResponderEliminarGillermo Tell es un personaje real o no fue un legendario de la independencia suiza (siglo XIV). Es probable que alguno de los rasgos y episodios que se le atribuyen pertenecieran realmente a algún combatiente por la independencia suiza no identificados de principios del siglo XIV.
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